Si tuviera más plata sería el soltero de oro para esa rubia platino que hace que me falte el oxígeno. Por ella voy con voluntad de hierro, hago el indio y me anuncio hasta en la radio, para que se fije en mí como en un letrero de neón. Soy yo, el chico de los cabellos rubidios, sólo con mirarte, lurio me quedo; te saboreo, te paladio, descubro motivos para sacar berilio a cada emanación del ilegalio amor de un caminantec necio. Perdona, creo que a veces me enrodio demasiado.
I love you, so dont zinc about it, y dame un beso, diosa, femme fatalio nominada al Oscar. Ni que lo que pido fuera demasiado, pero he gastado cada recurso, hasta todos mis ahorros, hasta el último cromo por tenerla, mi suplicio de Tántalo, mi amor plutonioco, mi iridio imposible. Me marea como un canuto de hassio, me deja terbio de mente y desde entonces no se me aluminio la bombilla.
Mi deseo grande como un titanio de ser tu niobio, sin hacer de esto un circo ni otro antro más de mala muerte bajo luces fluorescentes. A tu lado dejo de ser huranio, te imagino junto a mí, escandio champagne en una copa de vitrio de bohemia y brindamos por mi premio nobelio a quererte demasiado
Cloro que la amo y nunca cesio en mi empeño de conseguirla. Pero no está conmigo, desde el principio me huhelio que esto acabará mal. Por ella zufre mi corazón, yo doy todo por volver a verla y me enciendo como un fósforo, me estroncio y me encarbono por cualquier cosa cuando no está conmigo; condenado al fracaso como un radón en una ratonera. Me siento estaño, su ausencia me da ascob, alto lo grito, equivale a estar solo por completo. Si no pierdo la cordura es porque todavía queda algo de esperanza: a veces se le niota que algo me quiere y no hace falta ser un genio como Albert Einstenio para darse cuenta de ello.
Camino descalcio, lo corroboro, me estoy volviendo loco, siempre erbio de su perfume desbario pensando en ella; esto es el kholmio de un amor letal como el arsénico, tan inefable como el el preseodimio o el ununcuadio.
Una esperanza vana: diorama de mis sentimientos, sus negativas mangan eso que me mantiene vivo, quiero entrar en tu lio, que me cobres un simple beso, sólo pido lo que os mio.
Me curio las heridas, no quiero ser un plomo, ni un cerio a la izquierda, ni cornudo como un torio o un renio. No miro atrás, nunca dubnio, naufrago; y mercurio las heridas en un litio de whisky con hielo. Ya no aguanto, vivo de verdad o muero; no quiero seguir con la descorazonadora rutenio de siempre.
Y ahora dime lo que quieras, pero nunca, bajo ningún concepto, se te ocurra volver a insinuar que no existe química entre nosotros.
Imagen: Atomic love, de Sandy Skoglund
Por cierto, el recital de "Se llamaba Pandora" nos salió a pedir de boca. Quien quiera verlo, o simplemente tenga curiosidad por conocer nuestros caretos, aquí tiene el vídeo completo: http://www.youtube.com/watch?v=uashfIZuIHI